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NUEVE FRANJAS Y UN SOL

ALGO MÁS QUE HISTORIA

LOS INDIOS QUE HABLABAN EN FRANCÉS

LOS INDIOS QUE HABLABAN EN FRANCÉS

No es para sorprendernos, cada colonizador trató de imponer su idioma entre los colonizados 'o anfitriones' y a las costas del departamento de Rocha habían llegado muchos piratas y bucaneros, algunos de ellos como el legendario Etienne Moreau, de origen galo.

Y seguramente fue el mismo Moreau el 'profesor de lenguas' de los indios que habitaban en la costa del departamento atlántico, quién con ayuda de algunos marineros se dedicó a la enseñanza de su idioma, algo que les redituaría en sus negocios.

Porque la llegada masiva de estos personajes, temidos y rechazados por las autoridades constituídas, tenía como único sentido enriquecerse con la faena y contrabando de cueros vacunos.

En 1714 en la costa entre Castillos y Montevideo las playas eran ancladero de navíos franceses ante la desidia de las autoridades. En 1717 los franceses ya mantenían asiduo contacto con los nativos que en muchos casos colaboraban  en las faenas.

Etienne Moreau fue expulsado por la fuerza en varias ocasiones pero siempre regresó  lo haría en forma sucesiva hasta bien entrada la segunda década del siglo.

Por eso a nadie le debe extrañar que nuestros indios hablaran francés. Posiblemente si nos hubiéramos acercado a ellos en aquella época

los indígenas uruguayos nos hubieran saludado con un bonjour, ¿l'ami ou... l'ennemi?

 

EL BUQUE ESCUELA CAPITÁN MIRANDA

EL BUQUE ESCUELA CAPITÁN MIRANDA

 

El Capitán Miranda es una goleta de tres palos construída en 1930 en los Astilleros Españoles de Matagorda, por entonces Sociedad Española de Construcción Naval, como buque hidrográfico (planero) a motor y vela, tras un concurso internacional convocado por nuestro gobierno para la adjudicación del mismo.

El 27 de julio de 1930 se botaba el Capitán Miranda. A la una de la tarde las numerosas autoridades e invitados comenzaron a ser trasladados en varios vaporcitos desde el muelle de Cádiz a la factoría de Matagorda.

Cerca de la embarcación estaban las tres tribunas, designadas con las letras A, B y C. La primera para las autoridades y las otras dos para los invitados.

El Capitán Miranda lucía esplendoroso, empavesado con multitud de banderitas y, ondeando en los puntales, las de España y Uruguay.

En la tribuna alta se había instalado un pequeño altar con un crucifijo y un candelabro de plata.

Cuando llegó la madrina del barco, la Sra. María Sara Tages de Lamarthoe, la Banda Municipal de Cádiz hizo oir los sones de los himnos de España y Uruguay. 

Al día siguiente se podía leer en el Diario de Cádiz:

"Sube a la tribuna el obispo, que se reviste de capa pluvial y mitra, seguido de capitán general de la región, marqués de Cavalcanti; el de Departamento Marítimo, señor González; los gobernadores civil y militar; el presidente de la Audiencia; el delegado de Hacienda, Juan García de Sola; el coronel Varela; el cónsul de Uruguay, el capitán Roberto Lumarthea; y el alcalde de la capital, Ramón de Carranza. El prelado, después del proceso ritual, bendice el buque. Luego, la madrina, señora Doña Sara Tage de Lamarthée, pica con un hacha el cordón de los colores nacionales de España y Uruguay, estrellando a continuación sobre la proa del barco una botella de jerez y el buque se desliza raudo y majestuosamente hacia las aguas. Momento verdaderamente entrañable. Las ovaciones y vítores fueron clamorosos. Terminado el acto, el gobernador civil, el señor Morales de la Poza, impone la Medalla al Trabajo al jefe de talleres de construcción naval, don Félix Barrios Fosrt. A continuación todos lo invitados pasan a la sala de gálibos, donde se sirve un lunch. Terminando el evento con un baile"

El Capitán Miranda fue construido con línea de yate y proa de violín, y desplazaba 552 toneladas. Medía 45 metros de eslora; 54,85 metros de eslora total; ocho metros de manga y seis de puntal. Iba armado con un cañón de 37 milímetros y una ametralladora, llevaba una dotación de 52 hombres y podía desarrollar una velocidad de 11,5 nudos.

Después de cuarenta años de servicio como buque hidrográfico, en 1976 el Capitán Miranda estaba destinado a ser desguazado.

Sin embargo el destino le depararía muchas páginas gloriosas gracias al comandante en jefe de la Armada uruguaya, Hugo L. Márquez, que propuso y planificó la transformación en buque escuela.

El Capitan Miranda se transformó en goleta de tres palos aparejados con tres mayores Marconi y tres velas de cuchillo, en proa; contrafoque, trinquetilla y petifoque, aumentando su superficie de 722 metros cuadrados. La altura total de mástiles es de 44 metros y su puerto base es Montevideo.

Se le construyeron nuevos alojamientos, se efectuó su remotorización, se modernizaron sus sistemas de navegación y se adecuó para su nuevo cometido.

Correspondió esta transformación al trabajo de varias empresas uruguayas, adquiriéndose en el exterior sólo los elementos indispensables, contando para los trabajos con personal especializado de la Armada Nacional.

En 1993 el velero se remodeló prácticamente en su totalidad en las gradas de Bazán en San Fernando.

 

   REGATA DEL CINCUENTENARIO (últimos paseos marítimos del CAPITAN MIRANDA

CADIZ - ESPAÑA  -  JULIO 2006

Se podía leer en el Diario BC Bahía de Cádiz:

Los primeros barcos en llegar al puerto gaditano, el martes, han sido el holandés ‘Eeendracht’ y el alemán ‘Alexander Von Humbolt’, ambos de clase A, que a primera hora de la mañana ya se encontraban en el muelle. Así, a lo largo de la jornada del martes han ido llegando paulatinamente barcos, procedente de Lisboa -‘Lord Nelson’ de Reino Unido y ‘Capitán Miranda’ de Uruguay, y otros veleros más pequeños, como ‘Rona II’ de Reino Unido, el español ‘Alegranza’, ‘Bodrum’ de Turquía y ‘Dar Mlodziezy’ de Polonia....

Por su parte el Diario de Cadiz detallaba la espera de las embarcaciones escribía:

 

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La diversión estaba en lo alto. No sólo para los niños. A los mástiles de los barcos apuntando al cielo se dirigían muchas de las miradas. Al ruido de los helicópteros que sobrevolaban las cabezas. Y al mar, que ahora sí era el protagonista, con algunos barcos, como el de Trasmediterránea, que se alejaban del puerto y dejaban un reguero de humo en el cielo plomizo del atardecer.

Las cámaras estaban a cada paso. Almudena y Álvaro, dos madrileños de turismo en la ciudad, no querían dejar pasar la ocasión de posar delante del Lord Nelson, un recio velero británico con tres marinos de piel rosada y cabellera rubia como el sol. Ellos no hacían otra cosa que mirar el ambiente. Igual que los cuatro tripulantes del barco uruguayo Capitán Miranda, acodados en la barandilla y dejando pasar el tiempo.

Pero esos barcos, tras su orgullosa apariencia, guardan historias tan profundas como los mares que han surcado. El Capitán Miranda, construido en 1930 en Matagorda, es un ejemplo. Aún conserva la filosofía de su primer capitán, Francisco Prudencio Miranda. La filosofía de la pasión por los océanos. El amor por las singladuras. Por dejar actuar al viento y atracar en cada continente sin que importe el tiempo. Es justo lo que ha hecho desde que el pasado febrero saliera de Montevideo.

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Y en la misma prensa del domingo 30:

La Regata del Cincuentenario va a despedirse de Cádiz con el impresionante espectáculo de una parada naval de la flota que durante cuatro días ha permanecido en la ciudad............................

.......................................................... Así, y cada quince minutos, irán zarpando los veleros siguiendo el siguiente orden: Stavros Niarchos (muelle Marqués de Comillas), Capitán Miranda (muelle Marqués de Comillas), Mir (muelle Marqués de Comillas), Pogoria (muelle Marqués de Comillas), Alexander Von Humbolt (muelle Ciudad), Christian Radich (muelle Ciudad), Kaliakra (muelle Marqués de Comillas), Eendracht (muelle Marqués de Comillas), Europa (muelle Marqués de Comillas), Lord Nelson (muelle Marqués de Comillas), Sagres (muelle Ciudad), Amerigo Vespucci (muelle Marqués de Comillas), Juan Sebastán ElCano (muelle Ciudad, sobre las 12 horas).

Al mismo tiempo que salen los grandes veleros, los de clases inferiores irán saliendo del muelle Pesquero cada quince minutos, y a razón de cuatro pequeños por cada velero de clase A que parta.

Todos los veleros honrarán al buque escuela español concentrándose en una zona de fondeamiento a la espera de que el Juan Sebastián Elcano abandone el muelle ciudad y salga a la Bahía. Esta zona de fondeamiento se encuentra a la derecha de la playa de la Caleta, y podrá verse desde diversos puntos de la ciudad.

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Y era el mismo Diario de Cádiz el que días antes redactaba la salida desde el Puerto de Lisboa rumbo a Cádiz:

Eran las ocho de la mañana. Los palos de los veleros se mecían suavemente en el muelle Alcántara. Ya se adivinaba vida en las cubiertas y el sol se elevaba aún tímido sobre los edificios de Lisboa. La ciudad y el muelle se preparaban para despedir a las embarcaciones que habían participado en una travesía que comenzó en Saint Malo, Francia, y que al acabar la mañana estarían rumbo a Cádiz, perdidas ya en la inmensidad del Atlántico.

La primera travesía en compañía de la Regata del Cincuentenario llevará a la capital gaditana a una veintena de los más grandes y rápidos veleros del mundo.


Los primeros en desperezarse fueron los buques militares. Sonaron silbatos e himnos nacionales y los pabellones del uruguayo Capitán Miranda y del belga Zenobe Gramme se elevaron sobre sus popas. Los primeros barcos fueron abandonando el muelle poco a poco aún sin velas, usando el motor auxiliar para enfilar la bocana del puerto e internarse en el Tajo. Allí fondearon, a ambos lados tierra portuguesa y por popa, en el horizonte, la inmensa desembocadura del río.

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En esta oportunidad no llegamos primeros pero eso no empaña en lo más mínimo el arribo al puerto gaditano de nuestro buque escuela.

Los primeros en arribar fueron el holandés 'Eeendracht' y el alemán 'Alexander Von Humbolt' ambos de clase A. Los 64 veleros arribaron en el correr de las siguientes horas y el 26 de julio a las 12 horas, la alcaldesa Teófila Martínez dio a bienvenida a la flota.

 José Loaiza, teniente de alcalde, acompañado de la ninfa Rocío Molina Martínez dio bienvenida al velero “Capitán Miranda” en el amarrado

en el muelle Marqués de Comillas. 



 

  Agradecería el envío de historias y vivencias de los viajes del Capitán Miranda para que todos los lectores puedan disfrutarlos a nueve_franjas_un_sol@yahoo.es

Y fotos, necesito fotos de esas travesías para agregar a las que he subido a http://es.pg.photos.yahoo.com/ph/nueve_franjas_un_sol/my_photos