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NUEVE FRANJAS Y UN SOL

ABUELITO

ABUELITO

Tengo ganas mi querido Ruperto,
por escuchar tu palabra tan suave,
tan dulce y tan  buena como el jarabe
que de la tos es remedio encubierto.

Quisiera poder llamarte abuelito,
y que presta, tu voz me respondiera,
y que la fantasía a mi viniera,
con esa urgencia que yo la necesito.

Lástima no conocerte de herrero,
más yo te disfruté con caña y anzuelo,
en lejanas tardes nunca olvidadas.

Tu nieta en tus hombros de gran guerrero
paseas por las calles de Carmelo,
¡milagroso regalo de mis hadas!

                      Graciela Vera

 

Ilustrado con pintura de Ariel Alexandre 'Grand Père'

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